
El infeliz ex – sacerdote que cometió este crimen está prófugo y es buscado, cuando lo encuentren –tarde o temprano- deberá responder ante la ley humana; la misma ley que daja a un lado a otro pederastas.
Por otro lado vemos a los periodistas de pacotilla que no respetan la privacidad de los niños afectados, y que dando cobertura unilateral a este escándalo, distraen la atención del verdadero problema. Pues el problema es el delito que se ha cometido y que se sigue cometiendo en nuestra sociedad.
La prensa amarillista, se deleita en ver cómo un obispo va a dar sus declaraciones, y como pide perdón ante la sociedad… Creo que no sea la mejor manera de enfrentar el problema del abuso sexual de menores; parecería que fuera normal prostituir a niñas menores de 18 años y cuando un cura comete un error y un crimen, es fácil mete a todos “los curas” al mismo saco, sin hacer distinción.
Lamentablemente, el victivismo con el que el responsable de la Iglesia en Cochabamba enfrenta la situación –aconsejado por 2 o 3 personas que solo han dañado su imagen- no ayuda en la más mínimo. Hay una clara falta de profesionalidad en la comunicación institucional en situación de crisis; y es que “la portavocía improvisada” sólo crea más confusión en la opinión pública pues no es capaz de armonizar la voz de la institución eclesial.