sábado, 31 de marzo de 2007

SEMANA SANTA: TRADICIÓN O CONVICCIÓN?

Sin duda muchos trabajadores la esperan porque hay un excelente puente de vacaciones, desde el Jueves Santo no se trabaja.

Semana Santa es más que un “break” … más que una vacación esperada para descansar.

Seguro que tendremos oportunidad de ir a visitar las Iglesias, asistir a las celebraciones litúrgicas preparadas con esmero - en la mayoría de los casos -; comeremos los 12 platos tradicionales del día de Viernes Santo, compraremos fruta …….

Me nace preguntar si somos sólo cristianos de tradición o más bien de convicción; porque en Bolivia tenemos tantas tradiciones como se puedan imaginar, y esto hace que a veces nuestra fe sólo sea un cúmulo de tradiciones pero que no llegan al fondo de una verdadera comunicación con Dios.

Creo que la pregunta primordial es en qué o quién crees? en definitiva no podemos estar bien con Dios y con el diablo. Solo Cristo no salva y nadie más; sino creemos esto sólo somos unos costumbristas que tanto valor le damos a la misa como a las tradiciones ancestrales de nuestros antepasados.

¿Cómo vivimos entonces la semana santa en nuestros pueblos, en nuestras comunidades, donde a lo mejor no habrá un sacerdote que celebre la liturgia?

martes, 20 de marzo de 2007

Los Andes no creen en Dios - Bolivia sí!

“cuestión de fe”, “el corazón de Jesús”, “los andes no creen en Dios”… excelentes películas bolivianas, y como tantas otras el tema religioso, la fe católica está presente; ya sea para negarla, reafirmarla, protestar de ella o ponderarla. Sin olvidar que los protagonistas de “quién mato a la llamita blanca” era dos ladrones de templos católicos.

En la última película boliviana, excelente producción cinematográfica por cierto, se deja a los curas y a la institución eclesial por los suelos. El cine también puede ser un refinado medio de protesta o denuncia; ¿en este caso es una denuncia justa?

¿cuál es la imagen del sacerdote? ¿quizás la imagen de un ángel, de un superman, de un ser extraterrestre?. Como dice la Carta a los Hebreos es un hombre tomado de entre los hombres y puesto al servicio de Dios a favor de sus hermanos. Nadie puede arrogarse esa dignidad, sino aquel a quien Dios llama. Tendrá que ser compasivo con los ignorantes y los extraviados, ya que él mismo está lleno de flaquezas (cf. Heb 5,1-4).

Si la Iglesia y sus sacerdotes han cometido errores pedirán también perdón a Dios como todos los seres humanos lo hacemos.

Pero por favor, no porque mostremos que los buenos son malos y los malos son buenos, o que el esteriotipo mediático de la Iglesia Católica y sus curas está llena de privilegios y soberbia, nos vamos a hacer famosos. Sobre todo cuando transmitimos nuestros prejuicios injustamente.

La Iglesia con sus sacerdotes, consagrados y fieles, estamos llamados a dialogar en un espacio de verdad y respeto. Si nos acusan de pecados históricos los reconoceremos, si nos acusan por algo que no es cierto - mostremos que no es así, sería más injusto el silencio de la indiferencia.

Cuando entrevistaban a la protagonista en el programa "que no me pierda", no dejaba de dar gracias a Dios. ¿Curioso verdad?



leonidasdelcampo@gmail.com

martes, 13 de marzo de 2007

EL MENTADO PREMIO NOBEL DE LA PAZ

Aunque este tema parece no tener gran eco, en medio de un cotexto social y climatológico de gran dificultad para nuestro país, es la misma historia la que nos narra qué sucede con la elección del premio de la Paz.

Muchas veces la políticia decide a través de “lobbyes” (grupos de presión) de ciertas minorías que imponen su visión dentro de una mayoría desorganizada.

En más de 25 años de Pontificado, Juan Pablo II, un Papa viajero y cercano a los fieles, ha estado muchas veces en las quinielas del Premio Nobel de la Paz, un galardón que no consiguió.

Una personalidad que contribuyó a la caída del comunismo en Polonia (sistema que no reconoce la libertad, ni la dignidad humana), abrió la URSS a la escena internacional y expuso abiertamente su oposición a la guerra de Iraq. Sus llamamientos a la paz, el modo de comunicarse a través de los viajes y el uso de los medios hicieron que se hablara mucho de que un día sería reconocido Premio Nobel de la Paz y sin embargo no sucedió.

Nace, casi sin querer, la reflexión de que el cristiano debe ser un signo concreto de Paz, no sólo de discursos, ni de una paz que acepta la guerra fratricida en nombre de la revolución.

Finalmente, y en orden a la verdad, también la historia contemporánea nos muestra que la Madre Teresa de Calcuta en 1979 recibió este reconocimiento del Nobel de la Paz "Por la lucha para superar la pobreza y la señal por el trabajo emprendido de socorro, que también constituye una amenaza a la paz”. La madre Teresa aceptó este premio con humildad, usando el dinero (1,32 millones de dólares) de los mismos para la fundación de más centros. Y a pedido de Juan Pablo II, fue su embajadora de la Vida llegando a lugares que el Papa no podía acceder.

sábado, 3 de marzo de 2007

“mea culpa” de la Iglesia ante las ONG

Con tradicional precisión y oportunidad el periodista jesuita José Gramunt ha calficado como una “burda trampa” la propuesta de igualar a la Iglesia Católica con una organización no gubernamental (ONG).

Todo mi respaldo a la aclaración de que la Iglesia a nivel institucional es reconocida según concordatos diplomáticos estre el Estado Boliviano y Estado Vaticano, rompiendo el mito de que Bolivia es un estado confesional.


En honor a la verdad, sin embargo, el debate que se ve venir, también será una oportunidad para hacer una mirada crítica al interior de nuestra comunidad católica – o institución -; muchas veces como Iglesia sólo hemos proyectando la idea de hacer sólo caridad de concreto, de estructuras y cemento; sin respetar procesos de madurez humana y social; y sobre todo confundiendo lo urgente con lo escencial. En palabras populares: el principal rol de la Iglesia no es el de ser un carro bombero.
Una caridad sin Dios no es caridad, como miembros de la gran familia – llamada Iglesia – si hemos cometido, o seguimos cometiendo errores habría que tener el valor de pedir perdón. Y si alguien piensa que la Iglesia no pide perdón, fijémonos en Juan Pablo II, que tuvo el valor de hacerlo.

Por lo demás y sin manipular la Palabra de Dios, es cierto que quien dice que Ama a Dios y no ama al hermano es un mentiros; que nuestra caridad no sirva para tranquilizar nuestras conciencias, sino para reconocer en el prójimo una persona con los mismos derechos y oblicaciones que yo.

Un hospital para pecadores y no un club de santos

Esa es la comunidad peregrina en esta tierra llamada Iglesia Católica, en este tiempo de cuaresma tenemos la oportunidad de recordar que siempre tenemos la oportunidad de salir de nuestras incoherencias, de nuestras búsquedas vacías de protagonismos; en síntesis de nuestra mediocridad de vivir la vida.

¿Qué signos concretos damos de aquello de lo que decimos creer? Eso es lo que se nos pide a los cristianos católicos en medio de una sociedad conflictuada. Multipliquemos los espacios de solución y de solidaridad; la cuaresma y los desastres naturales nos interpelan.

Vendrán jóvenes a mostrarnos que la esperanza no muere

Las dificultades y contradicciones de nuestro cotidiano vivir, me ha hecho dificil encontrar una vena temática en este pequeño espacio de reflexión a la luz de nuestra fe. Entre la alegría del carnaval y la tristeza de las inundaciones deseo recordar la esperanza que no muere.

En medio del contexto social, climatológico, y en el camino de la cuaresma que iniciaremos sería bueno mirar que en el próximo mes de octubre en Bolivia, concretamente en Cochabamba, miles de jóvenes llegarán confiados en ser peregrinos de paz en medio de un país que – precisamente – guarda un gran recelo a los sucesos de los octubres negros que hemos vivido en los últimos años.


El objetivo de este encuentro del moviemiento Taizé es acompañar a los jóvenes en su búsqueda de Dios y su deseo de comprometerse en la vida de la Iglesia y de la sociedad. Paz, confianza y reconciliación serán los temas centrales del encuentro.


Será sin duda una ocasión de recordarnos a los bolivianos que nuestra fe está incrustada en una realidad concreta.