viernes, 2 de febrero de 2007

Hagámos de nuestras vidas un Liturgia diaria

Los cristianos somos convocados por Cristo, en cada eucaristía, a celebrar nuestra fe. En cada misa celebramos nuestra vida, gozamos de nuestras alegrías y dones; pero también lloramos nuestras derrotas.

No es una casualidad empezar casa misa con el acto del perdón; el reconocernos pecadores delante de Dios, es también el recuerdo de nuestra fragilidad humana, de nuestros errores, de que muchas veces sucumbimos ante la ira, ante la venganza, ante la envidia y el revanchismo.

El iniciar cada misa con el acto de perdon, es pues, una invitación a que nosotros seamos perdonados – como también nosotros perdonamos; cada vez que rezamos la oración que Jesús nos ha enseñado, le decimos que seamos medido con la misma medida que nosotros medimos a los quenos redean.

No negamos que hacen falta los cambios estructurales en nuestra sociedad boliviana, cambios que devulevan la dignidad humana a los que la han perdido; no me refiero solamente a las distinciones entre oligarquías y oprimidos, entre los de arriba y los de abajo. Nadie puede etiquetar a los buenos y a los malos, este razonamiento nos hace pensar y nos hace actuar en función a eliminar al que no es como yo, al que piensa distinto, al que tiene otro color político o incluso otro color de piel.

En este tiempo en el que se habla de revolución, pensemos que no nos podemos enseguecer por sentimientos de odio que nos hacen pensar que se puede matar en nombre de la paz, que se puede hacer justicia siendo injustos. Necesitamos un cambio verdadero, que no significa ir de un extremo a otro, para que lo que antes eran esclavos ahora sean los nuevos opresores, necesitamos un cambio en nuestras vidas, en nuestra patria, que permita ser más humanos, y que devuleva la dignidad a los que viven en la miseria material y moral.

Así como las madres de familias, que cada día renuevan las fuerzas del hogar para que sus hijos e hijas sean varones y mujeres de bien el día de mañana; los que se hacen llamar líderes políticos, líderes sociales; están llamados a ser responsables de guiar a la sociedad hacie el Bien Común, no al enfrentamiento entre bolivianos. porque el pueblo les ha dado el “poder de la cosa pública” no para que se sirvan del pueblo con ideologías fratricidas, sino para servir al pueblo. El poder es servicio, no es una oportunidad de someter a los demás; y en nuestra sociedad tenemos la necesidad de renovar la democracia y la forma de enteder el poder.

¡Que nuestra fe, no esté divorciada de nuestra vida! cada cristiano y cristiana está llamado a dar testimonio de su fe, no solo en los momentos de celbraciones litúrgicas, sino en la vida de cada día. Ahora más que nunca.